Sentir ansiedad ocasionalmente, es normal, sin embargo las personas que poseen trastornos de ansiedad con frecuencia poseen mayor preocupación, miedos intensos frecuentes y excesivos en algunas situaciones a diario. Esto puede ocasionar un terror que puede llegar a alcanzar un ataque de pánico.
Todos estos sentimientos de ansiedad y pánico que se pueden presentar en actividades diarias son difíciles de controlar, por otra parte son desproporcionados en comparación al peligro real y pueden durar un tiempo. Esto hace que evites ciertos lugares o situaciones con el propósito de prevenir estos sentimientos, cabe destacar que estos síntomas pueden empezar a temprana edad y continuar hasta edad adulta.
A veces, la ansiedad surge de una enfermedad que requiere tratamiento, y debemos tenerla en consideración en caso de necesitar ayuda de un profesional.
¿Qué es la ansiedad?
La ansiedad es un mecanismo en nuestro organismo que actúa de forma defensiva, nos genera un estado de alerta en situaciones que consideramos amenazantes, es un mecanismo universal que se da en todas las personas, esto es normal, adaptativo, mejora el rendimiento y la capacidad de anticipación.
La función principal de la ansiedad es movilizar al organismo, ponerlo en alerta y dispuesto para intervenir ante posibles riesgos y amenazas, con la finalidad de minimizar sus consecuencias.
La ansiedad nos empuja a tomar las medidas correspondientes y convenientes cuando se presente algún caso de alerta o riesgo, estas medidas pueden ser huir, atacar, neutralizar, afrontar, adaptarse, entre otras. El peligro viene dado por la obstaculización de cualquier proyecto o deseo importante que consideremos, o bien por la degradación de logros ya conseguidos.
El ser humano desea lo que no tiene y quiere conservar lo que tiene.
La ansiedad pues, como mecanismo adaptativo, es buena, funcional, normal y no representa ningún problema de salud.
Sin embargo, en algunos casos, este mecanismo funciona de forma alterada, es decir, produce problemas de salud y, en lugar de ayudarnos, nos incapacita.
Síntomas de ansiedad
Existen varios síntomas asociados a la ansiedad, algunos de estos pueden ser:
- Sensación de mucho nerviosismo, agitación o tensión
- Sensación de peligro inminente o pánico
- Aumento del ritmo cardíaco
- Respiración acelerada (hiperventilación)
- Sudoración y temblores
- Sensación de debilidad o cansancio
- Problemas para concentrarse o para pensar en otra cosa que no sea la preocupación actual
- Tener problemas para conciliar el sueño
- Presentar problemas gastrointestinales
- Dificultad para controlar las preocupaciones
Trastornos de ansiedad
Existen varios tipos de trastornos de ansiedad, estos pueden ser regularmente:
Agorafobia: Es un tipo de trastorno de ansiedad en el que temes a lugares y situaciones que pueden causar pánico o hacerte sentir atrapado, indefenso o avergonzado y a menudo intentas evitarlos.
Debido a una enfermedad: Este tipo incluye síntomas de ansiedad o pánico intensos que son directamente causados por un problema de salud físico.
Ansiedad generalizada: Se caracteriza por una ansiedad y una preocupación persistentes y excesivas por actividades o eventos, incluso asuntos comunes en tu rutina. La preocupación es desproporcionada con respecto a la situación actual, es difícil de controlar y afecta la forma en que te sientes físicamente. A menudo sucede junto con otros trastornos de ansiedad o con la depresión.
Trastorno de pánico: Este tipo de trastorno implica episodios repetidos de sensaciones repentinas de ansiedad y miedo o terror intensos que alcanzan un nivel máximo en minutos, estos son ataques de pánico. Puedes tener sensaciones de una catástrofe inminente, dificultad para respirar, dolor en el pecho o latidos rápidos, fuertes o como palpitaciones cardíacas. Estos ataques de pánico pueden provocar que a la persona le preocupe que sucedan de nuevo o que evite situaciones en las que han sucedido.
Ansiedad o fobia social: Implica altos niveles de ansiedad, miedo o rechazo a situaciones sociales debido a sentimientos de vergüenza, inseguridad y preocupación por ser juzgado o percibido de manera negativa por otras personas.
Ansiedad inducida: Se caracteriza por síntomas de ansiedad o pánico intensos que son el resultado directo del uso indebido de drogas, como tomar medicamentos, estar expuesto a una sustancia tóxica o tener abstinencia a causa de las drogas.
Estos son algunos tipos de trastornos que se presentan con mayor frecuencia en las personas que padecen ansiedad
Tratamiento para la ansiedad
Los principales tratamientos para los trastornos de ansiedad son psicoterapia (terapia de conversación), medicamentos o de forma natural sin medicarse.
Pero más allá de la ayuda profesional o medicamentos que puede ser importante o imprescindible en muchos de esos casos, también es bueno conocer formas naturales de reducir la ansiedad a la que muchas veces conduce la vida cotidiana, ya sea por mucho trabajo, demasiados compromisos sociales, dificultades económicas, problemas de pareja, etc.
A continuación les dejamos algunas alternativas no farmacológicas para combatir, al menos en una primera instancia, la ansiedad.
Hacer actividad física
La actividad física es una de las principales vías mencionadas por los encuestados para reducir sus niveles de estrés. Tiene sentido, porque el ejercicio favorece la producción de noradrenalina. Se trata de una sustancia que modera la respuesta del cerebro al estrés, y de endorfinas, el neurotransmisor conocido como “la hormona de la felicidad” puesto que produce bienestar y alegría. También ayuda a segregar dopamina y serotonina, otros agentes químicos que contribuyen con esas sensaciones placenteras.
Dar paseos por la naturaleza
Estudios recientes permitieron comprobar que los paseos por entornos naturales ayudan a distenderse y a dejar atrás la llamada “rumiación mórbida”, los pensamientos que retornan a la mente una y otra vez, que pueden volverse obsesivos y ser causa de estrés y ansiedad.
Vencer la procrastinación
También los niveles elevados de procrastinación, “el hábito de posponer tareas necesarias para dedicar el tiempo a tareas más entretenidas pero menos relevantes” están relacionados con el estrés y la ansiedad.
Beber infusiones
Las infusiones de ciertas hierbas son bebidas desde hace siglos por multitud de culturas, las cuales les han atribuido diversas propiedades, entre ellas un efecto relajante y ansiolítico. La ciencia ha comprobado esos efectos en el caso de algunas infusiones, como las de manzanilla, la tila, la valeriana y el té de Ashwagandha (muy utilizado por los practicantes del hinduismo).
Meditar y respirar
Más allá de todos los aspectos religiosos asociados con la meditación, las distintas formas conscientes de respirar y otras técnicas de relajación, hay trabajos científicos según los cuales estas prácticas tienen muchos beneficios.
Entre ellos, la reducción del estrés y del riesgo de padecer una depresión, y debido a ello también menos posibilidades de sufrir ansiedad. Estas ventajas se maximizan en el caso de personas que practican los ejercicios de meditación y respiración con regularidad y durante largos periodos de tiempo.
Escribir
Escribir también posee efectos terapéuticos. La psicología ha estudiado la manera en que llevar una agenda personal o simplemente contar por escrito ciertas situaciones traumáticas puede mejorar la salud emocional e incluso física. Escribir resulta un ejercicio catártico, en el cual a menudo la persona siente que “se saca un peso de encima”. Eso la relaja y reduce el estrés y la sensación de ansiedad.
Tener plantas de interior o un jardín
La motivación de cuidar las plantas, tanto de interior como en un jardín, puede tornarse entonces en una manera de combatir el riesgo de padecer ansiedad o algún otro problema relacionado con ella. Además, las plantas de interior mejoran la calidad del aire.